La eficiencia energética en la producción y el procesamiento de la carne es un punto clave hacia la sostenibilidad. Las soluciones no faltan y, desde la política hasta las empresas, se está impulsando la producción ecológica
El sector de la carne es muy presente en la opinión pública, además de representar uno de los temas fundamentales para un impulso hacia la sostenibilidad del sector alimentario. Bajo la lupa tenemos el bienestar animal, la producción de dióxido de carbono y, sobre todo, el consumo de energía. Respecto a este último aspecto, las posibilidades de optimización son numerosas y las inversiones importantes.
De hecho, la Unión Europea está promoviendo los esfuerzos para mejorar la gestión de la energía, por ejemplo a través de proyectos como el ICCEE (Improving Cold Chain Energy Efficiency – Mejora de la eficiencia energética de la cadena del frío). Objetivo del proyecto es mejorar la eficiencia energética de toda la cadena de frío en el sector de la alimentación y las bebidas para empresas pequeñas y medianas. Pero hay muchos más aspectos a los que prestar atención.
La carne: un sector de elevado consumo energético
La industria que procesa la carne es un sector de elevada intensidad energética, es suficiente pensar en los procesos de calentamiento y enfriado de los alimentos que, por sí solos, requieren grandes cantidades de energía. El frío es necesario para enfriar la carne y esto garantiza, entre otras cosas, la seguridad alimentaria. El calor es necesario para cocinar, cocer al vapor, cocer a fuego lento, esterilizar y limpiar. Operación, esta última, que entre otras cosas también conlleva una gran cantidad de agua.
Si analizamos los procedimientos que requieren un proceso de calentamiento, aquí como en muchos más sectores, la preferencia va a los combustibles fósiles. Por lo tanto, además de los esfuerzos por aumentar la eficiencia energética, la carrera hacia la sostenibilidad requiere un cambio hacia las energías renovables, con una reducción de la huella de carbono.
¿Soluciones? Si, gracias
Se están estudiando muchas soluciones para la eficiencia energética en el sector alimentario en general y en el de la carne, en particular. Por ejemplo, las soluciones de refrigeración y las bombas de calor de elevada eficiencia energética pueden volver a definir el consumo de energía para la calefacción y la refrigeración, reduciéndolos hasta un 70%. El calor residual, que de otro modo se desperdiciaría, también puede reutilizarse y desviarse a otros procesos como el calentamiento de agua y salmuera, el secado, la cocción, el escaldado, el decapado, la pasteurización, la esterilización, la deshidratación y la limpieza.
En cuanto a la refrigeración, volviendo a los ejemplos concretos para garantizar una cadena de frío sostenible, los sistemas de refrigeración de procesos basados en compresores se utilizan para proporcionar entornos de producción óptimos desde un punto de vista térmico, no sólo para los mismos alimentos, sino también para las áreas de almacenamiento y distribución. También se puede ahorrar gracias a las modernas tecnologías de accionamiento, como los servomotores.
Los accionamientos con control de frecuencia permiten ahorrar hasta un 25% de energía, además de reducir los picos de corriente de activación o conmutación. Además, los motores están refrigerados por agua y ofrecen, por lo tanto, la posibilidad de ser utilizados directamente o recuperar el calor residual.
Otro paso hacia la sostenibilidad y la eficiencia energética son las máquinas con componentes duraderos y un diseño higiénico moderno, como los bordes soldados y redondeados y las cubiertas al ras empotradas. Además de ser más duraderas, ofrecen una menor superficie de contacto con la suciedad y los gérmenes, por lo que requieren menos agua y energía para su limpieza.
Por lo que concierne el consumo de agua respecto a la seguridad alimentaria, el lema correspondiente es: “Tanto como sea necesaria, tan poca como sea posible”. Para reducir lo máximo posible el consumo de agua, hay que considerar varias opciones, como el reciclaje de las aguas residuales en las empresas o las plantas municipales de tratamiento de aguas residuales.
También son de gran ayuda los sistemas de control y medición innovadores que analizan el consumo de agua, además de detectar los parámetros para una mayor reducción de los residuos.
Las fuentes de energía renovables
¿Cuáles son las fuentes de energía más adecuadas para el sector? ¿A qué soluciones deberían apuntar las inversiones? Un lugar destacado pertenece a la energía solar térmica, en la que se ha invertido mucho, seguida de las bombas de calor, el biogás o la biomasa, ya que la mayoría de los procesos requieren temperaturas por debajo de los 100-120 grados. Finalmente, con la cogeneración, la electricidad y el calor se pueden suministrar de manera eficiente a partir de biogás o biomasa a partir de materiales residuales.